This article, “Data, Gender and Open Government: Can we find the perfect combination?,” is also available in English below.
Este año tuve la oportunidad de participar en el Open Government Summit 2019 y fue increíble por varias razones. Es la primera vez que asisto a un congreso internacional como parte del equipo de Codeando México y fue en un tema en el que me he enfocado desde que soy parte de esta comunidad: Datos Abiertos y Gobierno Abierto. Fue asombroso también estar ahí porque mi participación fue resultado del esfuerzo que hace la comunidad de Open Heroines por aperturar espacios, poner el tema de género en la mesa y brindar oportunidades a mujeres que en otros contextos no podrían levantar la voz.
Hubo muchos aprendizajes y mucha inspiración. Conocí mujeres maravillosas. Mujeres que han logrado cosas impresionantes y que tienen los mismos miedos e inseguridades que yo. Me sentí inspirada por ellas, por su fuerza, por sus vulnerabilidades, por la forma en la que buscan cambiar, con todas las mareas en contra, las realidades de sus espacios.
Sin embargo, conforme avanzaba el congreso también iban surgiendo muchas preguntas sobre cómo incluir de manera transversal la perspectiva de género en los procesos de participación ciudadana y toma de decisiones. Algunas se contestaban casi inmediatamente, en alguna ponencia, panel, conversatorio. Algunas se contestaron en las comidas, conociendo y platicando con gente que tenía las misma inquietudes que yo. Muchas de esas preguntas rebotaron entre las chicas que fuimos parte del grupo de Open Heroines de este año, todas provenientes de países “en vías de desarrollo”. Entre nosotras nos burlamos de ese término, como si sólo hubiera un tipo de desarrollo, una fórmula mágica que todos los países debemos de seguir. Fueron éstas, las preguntas que no se respondieron, de las que quiero hablar porque son las que más nos afectan a nosotros, los “países subdesarrollados o en vías de desarrollo”.
¿Cómo logramos involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones, pero no sólo eso, en la creación de una política pública integral y con perspectiva de género? ¿Cómo logramos que la tecnología sí sea una herramienta que fomente la participación y el involucramiento de la ciudadanía y no una limitante para muchos grupos que históricamente no han tenido un lugar en la mesa?
Antes de asistir al OGP Summit 2019 tuvimos un proyecto para fomentar la participación ciudadana a través de una plataforma tecnológica, donde uno de los requisitos para registrarse y participar era adjuntar el título de propiedad que avalara que la persona vivía en ese sector. Estoy yo, ensimismada en el proyecto, en mi realidad, en mi contexto, contándole esto a una amiga tunecina cuando rápidamente me responde que en su país hubiera resultado como una reafirmación del poder y las decisiones de los hombres. A pesar de que funcionó en México, en Tunisia, por cuestiones culturales y jurídicas, las mujeres no pueden tener títulos de propiedad por lo que no hubieran podido proponer, votar ni tomar ningún tipo de decisiones sobre qué proyectos eran mejores para sus ciudades (como si ellas no vivieran también las ciudades). Me quedé pensando en lo importante que es incluir la perspectiva de género en nuestros proyectos y en las muchas áreas de oportunidad que aún tenemos para asegurar que las posibilidades y condiciones entre mujeres y hombres sean las mismas.
Y claro que surgieron preguntas que se repitieron a lo largo de talleres y pláticas, ¿cómo creamos indicadores y ejes rectores con perspectiva de género para medir el desempeño en los planes nacionales si tenemos contextos sumamente distintos entre un país y otro? ¿Cómo logramos poner el tema de género como un pilar transversal de Gobierno Abierto en lugares donde la mujer es constantemente violentada? ¿Cómo le vamos a exigir a gobiernos que restringen constantemente los derechos de las mujeres que cumplan con un indicador de género, que además está alejado de su realidad y contexto?
Aún hace falta encontrar maneras más tangibles de transformar todo este conocimiento y experiencia en política pública efectiva para nuestras ciudades y gobiernos, pero podemos empezar por dejar de lado ese discurso de que por ser naciones en “vías de desarrollo” todo lo que podemos hacer es tomar y aprender de Occidente. Volteemos a ver a regiones y países con contextos similares a los nuestros, conversemos más, reconozcámonos. Veamos qué han hecho para resolver problemas con los que también luchamos. Una de las primeras lecturas a la que me acerqué cuando me metí al tema de los datos abiertos (You Say Data, I Say System de Jer Thorp) hablaba de los datos como parte de un sistema. El dato duro raras veces tendrá sentido sin todo el sistema, sin el contexto que le rodea.
Escuchemos a la gente y hagámosla parte de la solución que estamos buscando. Sobretodo, escuchémonos más entre nosotras. Es hermoso que en una dinámica tan sencilla como puede ser una lectura de testimonios o un skillshare se puedan generar espacios de sororidad y apoyo, de confianza para preguntar y compartir sin miedo a ser juzgada. En 20 minutos aprendí cómo usar IA para hacer el flujo de la conversación de un chatbot y aprendí cómo hacer un pitch para vender o fondear un proyecto de tecnología cívica. Claro que necesito más de 20 minutos para lograrlo con el expertise que estas mujeres tienen, pero al menos ya tengo una noción inicial de qué pasos son los más importantes en esos procesos. Tener esa base de apoyo, como Project Manager, es una de las partes fundamentales para comenzar a estructurarlo.
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Data, Gender and Open Government: Can we find the perfect combination?
In May, I had the opportunity to participate in the Open Government Summit 2019 and had an amazing experience for several reasons. Firstly, it was the first time I participated in an international event as part of Codeando Mexico’s core team, on a topic I’ve focused on since becoming part of this community: Open Data and Open Government. It was also incredible because this opportunity was due to the work the Open Heroines community does to open new spaces, bring the gender topic to the table, and provide opportunities to women that wouldn’t be able to raise their voices in other contexts.
Throughout the conference, there were many opportunities for inspiration and learning. I met amazing women — who have achieved impressive things, and also share my fears and insecurities. I felt inspired by those women — by their strength, their vulnerabilities, and how they are trying to change the realities of their spaces, even when the tide is going against them.
However, throughout OGP, many questions arose regarding how to transversely include a gender perspective in citizen participation and decision making processes. Some questions were answered almost immediately, in conversations or panels. Some were answered casually during brunch, meetings, and in talking to people that had the same concerns I had. Many of those questions bounced among the Open Heroines grantees, all of us coming from “developing countries.” We rejected this term constantly, because there is no one type of development or a magic formula all countries must follow. I want to talk about these unanswered questions even more because they affect us, coming from “developing countries,” more.
How do we achieve citizens’ inclusion in decision making processes? Further, how do we do so in building comprehensive public policy with a gender perspective? How can we ensure technology is a tool that promotes citizen participation, and is not a barrier for vulnerable groups, who are just starting to be included at the table?
Before participating in OGP19, we at Codeando Mexico worked on promoting citizen participation through a digital platform, which required participants to upload a property title guaranteeing that the person lived in the area. While focused on this project, on my own reality and context, I explained this to a Tunisian girlfriend who quickly responded that in her country, this would just have reaffirmed men’s power and decision influence. Despite its success in Mexico, in Tunisia, women are not allowed to have any property titles due to cultural and legal matters. Therefore, they wouldn’t have been able to propose, vote, or make any decisions regarding which projects were better to improve their cities (as if women wouldn’t inhabit public spaces too). I kept thinking of how important it is to include a gender perspective in all of our projects, and whenever else we can, to ensure the opportunities and conditions between men and women are the same.
Of course, questions arose and repeated themselves throughout the workshops and conferences. How do we create indicators and guidelines with gender perspective to measure performance in the national plans if we have widely different contexts from one country to another? How do we raise gender as a cross-cutting column of Open Government, in places where women are constantly diminished and invisible? How are we going to demand that governments that constantly limit women’s rights comply with a gender indicator — a consideration that is also far from their current realities?
We are still on the path of finding more tangible strategies to transform all this knowledge and experience into more effective public policies for our cities and governments. However, we can start by setting aside that inaccurate language that says all we can do is take lessons from what “developed countries” have done, because that’s what “developing nations” must do. Instead, let’s turn to regions and countries with contexts similar to ours, talk more, and acknowledge each other. Let’s see what others have done to solve the same problems we struggle with. One of the first readings I came by when I started learning about open data (You Say Data, I Say System, by Jer Thorp) talked about data as part of a system. It points out that hard data will rarely make sense without the system — without the context it comes from.
We must listen to people and make them part of the solution. But above all, us women must listen to each other more. It is beautiful and inspiring that in simple dynamics as reading testimonials or skillshare workshops, supportive spaces are generated, enabling women to ask and share without fear of judgment. In 20 minutes at the OH Skillshare, I learned how to use AI to create the conversational flux of a chatbot, and how to make a pitch to sell or fund a civic tech project. Of course, I’d need more than 20 minutes to achieve it with the expertise these women are able to, but I now have an idea of the most important steps in the process. As a Project Manager, this support base is key to structuring any project.