El conocimiento es la relación que se construye en el procesamiento de un dato y su proyección. Cuando trabajamos con estos datos lo que aspiramos es que al terminar este proceso el público comprenda y aportemos al saber general de un aspecto de la vida en sociedad. Suena simple y sencillo, solo es información, como por ejemplo nombres, apellidos, espacios y tiempos específicos. Pero, es que el asunto va más allá de las fronteras de la intelectualidad y roza el sentimiento. Especialmente cuando hablamos de cosas que nos atañen y pasan a nuestro alrededor. Cuando nosotras trabajamos con los datos de feminicidios en un país, ciudad o región siempre lleva implícita una ligera tristeza, porque conocemos de primera mano la realidad patriarcal. ¿Cómo hablar de ello desde los datos sin perder la humanidad?
“Datos contra el feminicidio: teoría y práctica” cubrió la respuesta de esta interrogante desde varias posturas: desde la forma meramente cuantitativa, mixta entre cuanti y cualitativamente. Los diferentes formatos entre el uso de gráficos y la narración. En mi experiencia, me dejó sobre todo profundamente intrigada e interesada el cuestionamiento de analizar los datos feministas desde la interseccionalidad. Al estar frente a datos sobre mujeres no podemos creer que lo único importante es el final de sus vidas. Eso es muy reduccionista y simplista. Es importante entonces abrir el panorama y buscar en ellas otras características. Todas somos mujeres, pero no todas estamos ubicadas en el mismo sitio.
La raza, la posición económica (clase), el lugar de procedencia, el nivel académico, etcétera. Son aspectos que también determinan la manera en que el patriarcado nos oprime. No es posible hablar de una liberación de las mujeres sin conectarles a sus entornos. Los datos de feminicidio deben ser conectados y trazados unos con los otros, con especial mirar al reconocimiento de patrones. ¿Cómo eran estas mujeres? ¿Qué características tenían? Las respuestas a estas preguntas darán un mejor panorama de cuáles serán las acciones que se tomarán. Qué se le pedirá al Estado, qué hacemos desde la colectividad. Todo esto bajo la empatía hacia ellas y sus familias.
El curso me hizo interesar por la búsqueda de un feminismo más consciente y empático. No todas estamos en el mismo lugar (de todas las formas posibles), esa es la primicia básica en el análisis. Desde mi profesión como futura periodista interesada en realizar una cobertura feminista, el curso me ha permitido tener más claridad en aspectos que tengan mis productos, en especial quiero que estos tengan la dignificación y la interseccionalidad en el análisis. Considero que la formación y el conocimiento, no siempre formal y estructurado, en el feminismo y a las mujeres propiamente nos ayudará en el camino. Estos espacios son necesarios y debates sumamente importantes, cuestionar juntas.
Esta es la experiencia de Stefany Rivera, estudiante de periodismo y participante con una beca de Open Heroines del curso “Datos contra el Femicidio: Teoría y Práctica”.