This article was written and translated by Maria Fabiola Cantú, an Open Heroines OGP 19 Travel Grantee, of Centro Latinoamericano de Derechos Humanos. More information about Maria can be found in our Spotlight on the OGP Grantees here.
In May 2019, I had the opportunity to represent the Latin American Center for Human Rights (CLADH) at the Open Government Partnership Global Summit, in Ottawa, Canada, thanks to a scholarship I received from Open Heroines.
Our Role at CLADH
CLADH is an NGO headquartered in Mendoza, Argentina with ECOSOC Special Consultative Status, working on the promotion and protection of human rights in Latin America.
Fundamentally, CLADH’s work focuses on the promotion and protection of rights linked to the strengthening of the Rule of Law: the right to freedom of speech, judicial independence, political rights, and transparency of Public Administration. Among its main areas of work are strengthening open government policies, promoting transparency, citizen participation, and promoting collaboration of all public affairs actors.
At the end of 2018, CLADH was selected to join the National Open Government Table of Argentina, a space for coordination between government and civil society to articulate open government policies. This was the first time a subnational organization, dedicated to human rights strategic litigation, was chosen to attend and represent civil society.
Further, CLADH’s participation in OGP Summit was an incredible opportunity to meet world-class leaders and understand their experiences; share our own experiences with them; and generate networks and contact fields.
Questions that brought me to OGP Summit
A big question that has long worried and occupied our organization is: how can we ensure the benefits of open government reach the existential and geographical margins of society? On the existential margins, this refers to the sectors and most vulnerable groups (such as people deprived of liberty, people living in “villas” or marginalized neighborhoods, women, indigenous communities, people with disabilities, and those whose voices have been historically ignored and even silenced). As for the geographical margins, I refer to those living in “provinces” or small towns far from the capital, and are generally not reached by national policies.
Finding Some Answers in Ottawa
At the OGP Global Summit and in my experience with Open Heroines, I was able to find some answers.
Firstly, we must generate more institutionalized spaces for citizen participation that involve more sectors, and, above all, vulnerable sectors. Open Heroines does an admirable job trying that more women get involved in these spaces. There can be no public policies on women and “for women” if women themselves do not participate in policy design and implementation. They are directly impacted and the true beneficiaries.
Second, governments generating these participatory spaces is not enough. The opinions and recommendations expressed in those spaces must also have real impact on public policy design. Why generate events, workshops, and other spaces built to listen to different voices, if they are not actually considered in decision making later? Often, governments create open spaces and summon different sectors to the table only to legitimize premade decisions. Civil society organizations must work to make the voices of the most vulnerable truly heard. Governments must also make concerted efforts to promote the participation of women in decision making, and accommodate women’s voices to generate solutions.
Third, we must articulate open government policies at the geographical margins of society, accounting for the institutional structures of each location and the needs of different citizens living there. We know that local policies generally have stronger impact on citizens than national ones.
Many of the women I met in Ottawa work at local level organizations, and the impact of their work is amazing — so much of it has been truly felt by recipients.
Looking Ahead and Building Solutions
Finally, I believe that complex problems can only be solved if more people are involved building approaches and solutions. In this sense, my participation in the OGP Summit allowed me to generate contacts with incredible women willing to work together to build approaches to complex issues that affect — and demand participation from — us all.
To conclude, I can say that this experience was just the beginning of a long and challenging path towards greater inclusion of all voices in the public decision-making processes. Though it will be challenging, I know without a doubt that I am not alone on this road.
Thanks, Open Heroines for making this possible.
¿Cómo logramos que los beneficios de gobierno abierto lleguen a los márgenes? La experiencia de la Cumbre Global de OGP
En mayo de 2019, tuve la oportunidad de representar al Centro Latinoamericano de Derechos Humanos (en adelante, CLADH) en la Cumbre Global de Open Government Partnership, en Ottawa, Canadá, gracias a una beca que recibí de Open Heroines.
El CLADH es una ONG, con Estatus Consultivo Especial ante el ECOSOC, que trabaja en la promoción y protección de los derechos humanos en Latinoamérica hace más de 10 años. Su sede central se encuentra en Mendoza, Provincia de Argentina.
Su trabajo se centra, fundamentalmente, en la promoción y protección de aquellos derechos vinculados con el fortalecimiento del Estado de Derecho: el derecho a la libertad de expresión, la independencia judicial, los derechos políticos, la transparencia de la Administración Pública.
Entre sus ejes de trabajo, se encuentra el fortalecimiento de políticas de gobierno abierto, fomentado la transparencia, la participación ciudadana y la colaboración de todos los actores en los asuntos públicos.
A fines de 2018, el CLADH fue seleccionado para integrar la Mesa Nacional de Gobierno Abierto de Argentina, un espacio de coordinación entre gobierno y sociedad civil para articular políticas de gobierno abierto. Por primera vez, una organización subnacional, dedicada al litigio estratégico en derechos humanos, fue elegida para integrar este espacio y representar a la sociedad civil en él.
La participación del CLADH en la Cumbre Global fue una oportunidad increíble para conocer referentes de primer nivel mundial y llevar sus experiencias a espacios como éstos; compartir nuestras experiencias con ellos; generar contactos y potenciales redes de trabajo.
Algo que ha preocupado y ocupado a la organización que dirijo ha sido siempre un gran interrogante ¿cómo lograr que los beneficios de gobierno abierto lleguen a los márgenes existenciales y geográficos? Me refiero, por un lado, a aquellos sectores y grupos más vulnerables (como las personas privadas de libertad, las personas que viven en “villas” o barrios marginados, las mujeres, las comunidades indígenas, las personas con discapacidad, cuyas voces han sido históricamente desoídas, y hasta silenciadas); y, por otro lado, a quienes viven en “provincias” o pequeños pueblos alejados de la capital, que generalmente no son alcanzados por estas políticas con proyección nacional.
En tal sentido, la Cumbre Global de OGP y la experiencia con mujeres heroínas me permitió encontrar algunas respuestas.
En primer lugar, es necesario generar más espacios institucionalizados de participación ciudadana que involucren necesariamente a más sectores, y, sobre todo, a sectores vulnerables. En este sentido, Open Heroines realiza una labor admirable intentado que más mujeres formen parte de estos espacios. No pueden existir políticas públicas sobre mujeres y “para las mujeres”, si ellas no participan en su diseño e implementación, pues ellas son, en definitiva, las verdaderas beneficiarias y quienes se ven directamente impactadas.
En segundo lugar, no sólo es necesario que los gobiernos generen estos espacios de participación. También se requiere que las opiniones y recomendaciones vertidas en ellos tengan un impacto real en el diseño de las políticas públicas ¿Qué sentido tiene, si no, generar eventos, talleres y otros espacios para escuchar diferentes voces, si luego no son tenidas en cuenta? Muchas veces los gobiernos crean estos espacios y convocan a diferentes sectores solamente para legitimar decisiones que ya están tomadas. Debemos trabajar desde las organizaciones de sociedad civil para que las voces de los/las más vulnerables sean verdaderamente escuchadas. Los gobiernos también deben hacer esfuerzos concertados para promover la participación de las mujeres en espacios de poder de decisión y acomodar la voz de las propias mujeres para generar soluciones para superar las barreras actuales.
En tercer lugar, es necesario articular políticas de gobierno abierto en los márgenes geográficos, teniendo en cuenta las estructuras particulares de cada lugar, las diferentes necesidades de las personas que allí viven. Las políticas locales tienen, en general, un impacto más fuerte en los ciudadanos y ciudadanas, que aquellas con proyección nacional. En Ottawa conocí a grandes mujeres que forman parte de organizaciones que trabajan a nivel local y el impacto de su labor es asombroso, tanto que ha sido percibido realmente por sus destinatarias/destinatarios.
Finalmente, estoy convencida que los problemas complejos sólo pueden ser solucionados si más personas se involucran en su abordaje y solución. Y en este sentido, mi participación en la Cumbre Global me permitió generar contactos con mujeres increíbles dispuestas a trabajar en conjunto en el abordaje de temas complejos que nos involucran a todas.
Puedo decir, como conclusión, que esta experiencia fue tan sólo el inicio de un largo y desafiante camino hacia una mayor inclusión de TODAS LAS VOCES en los procesos de toma de decisiones públicas. Un camino, en el que, sin dudas, no estamos solas.
Gracias Open Heroines por hacer esto posible.