Por Jésica Edith Tapia Reyes
Las reflexiones de este artículo se desprenden de mi experiencia como becaria de Open Heroines en el curso “Datos y Feminicidio: Teoría y Práctica”. El curso fue dirigido por Silvana Fumega (ILDA), Catherine D’Ignazio (coautora del libro Feminismo de Datos y directora del Data + Feminism Lab de MIT) y Helena Suárez Val (comunicadora social e investigadora sobre datos y feminismo, realizadora del registro Feminicidio Uruguay), con el apoyo clave de Hassel Fallas (ILDA).
Datos y Feminicidio: Teoría y Práctica ofrece a las participantes la oportunidad de conocer a fondo el proceso de generación de “contradatos” sobre feminicidio, los asistentes al curso reflexionamos acerca de la integración de una perspectiva feminista de los datos “datafeminism”, cuya adopción revela las falencias del paradigma dominante mediante el cual autoridades y ciudadanos obtenemos y compartimos datos que definimos válidos para la toma de decisiones pública.
En este artículo busco hacer una reflexión general sobre el estado actual del paradigma de datos abiertos, para identificar cómo puede ser enriquecido con la adopción de las perspectivas de género e inclusión, que son parte de un enfoque feminista de datos. Contar con mayor cantidad y mejor calidad de datos, son elementos indispensables para la transformación positiva de nuestras sociedades, pues, como el feminismo de datos establece, los datos también reflejan las estructuras de poder, reflejan quién tiene poder y quien no y qué desequilibrios de poder pueden ser desafiados y modificados.
- Las promesas de la revolución de los datos
Desde 2015, la comunidad internacional mantiene como guía de acción en el tema de datos, los principios establecidos en la Carta Internacional de Datos Abiertos. Estos principios reconocen la importancia de los datos abiertos como insumo indispensable para el avance de la agenda de desarrollo y buscan dirigir la “revolución de los datos” hacia la construcción de sociedades más prósperas, equitativas y justas.
La abundancia y relativamente amplia disponibilidad de información en formatos tradicionales (encuestas y estadísticas oficiales) y no tradicionales (redes sociales, “big data”, huellas “digitales” de actividades cotidianas, etc), disponibles para gobiernos, empresas y ciudadanos, llevaron a la comunidad internacional a considerar que la adopción y consolidación del paradigma de datos abiertos redundaría en mayor rendición de cuentas, mejores procesos de tomas de decisiónes y en general, en la disminución de importantes brechas de desarrollo y desigualdad.
La Cuarta Edición del Informe Global del Barómetro de Datos Abiertos nos muestra un panorama desolador. De acuerdo al Barómetro de Datos Abiertos, “los datos abiertos siguen siendo una excepción y no la regla,” lo que es aún más grave: “todavía no es posible usar los datos abiertos de forma colectiva para conseguir un cambio positivo en la vida de las personas”(p11). En particular, sobre los temas de inclusión e igualdad, el informe reporta que “existen pocas iniciativas de datos abiertos que promueven activamente la inclusión y la igualdad”(p20). Además, concluye que, en la práctica “se encontró poca o ninguna evidencia” de que los datos abiertos “estén contribuyendo a la inclusión social, ya sea mejorando el acceso a los servicios públicos por parte de grupos excluidos o aumentando su participación en la elaboración de políticas” (p20).
2. Los desafíos para una revolución de datos feminista:
El estancamiento de la adopción y fortalecimiento del paradigma de datos abiertos, tiene consecuencias negativas para toda la sociedad, pero en especial para los grupos vulnerables, muchos de ellos incluso invisibilizados en los conjuntos de datos públicos.
Analizar procesos como la generación de contradatos sobre casos de feminicidio estudiados en el curso Datos y Feminicidio: Teoría y Práctica, podría proporcionar algunas pistas de por qué la agenda de datos abiertos no ha avanzado en su consolidación, y más importante aún, podría generar lecciones sobre cómo la adopción de las perspectivas de género e inclusión puede facilitar que los datos contribuyan verdaderamente a la inclusión social.
Conocer de primera mano las experiencias de las colectivas, activistas y académicas que, dedican una parte importante de su tiempo a la identificación, recolección, procesamiento, visualización y difusión de estos datos, proporciona una visión amplia acerca de la necesidad de incorporar las perspectivas de género e inclusión en todos los procesos que deriven en la generación de datos para la acción gubernamental.
A) Los datos son más que registros oficiales y van más allá de reflejar las acciones del gobierno:
Desde una perspectiva feminista de datos, los datos abiertos no se limitan a dar cuenta de las acciones (inacciones) del Estado, los datos reflejan las estructuras de poder, y son un instrumento de estas estructuras para (in) visibilizar a ciertos grupos.
El registro de datos sobre feminicidios ilustra perfectamente cómo es que el enfoque de datos abierto debe evolucionar. Desde el punto de vista feminista la producción de datos sobre feminicidio entremezclan diversos propósitos: no dejar el crimen impune y generar rendición de cuentas en el proceso de justicia; el reconocimiento de la vida de la víctima y la reivindicación de su existencia en la sociedad, así como destacar los efectos negativos no atendidos por el Estado que genera el hecho mismo del feminicidio, por ejemplo: la orfandad que enfrentan los hijos de victimarios y víctimas; e inclusive, en algunos casos, como en México, dilucidar los orígenes de la violencia y las diversas manifestaciones de la desigualdad que confluyen en la muerte de mujeres y miembros de la comunida LGBT+ por razones asociadas a su género.
Los datos oficiales sobre feminicidios que se producen y publican desde los Estados como datos oficiales de feminicidios no son adecuados para atender a cabalidad ninguno de los objetivos antes descritos. La tarea de registrar y publicar datos sobre este fenómeno no es trivial ni sencilla, la desagregación de homicidios por el género de las víctimas o la publicación de los datos de investigaciones que han sido clasificados como feminicidios atendiendo a alguna causal establecida en Ley, no satisface las necesidades de información indispensables para documentar y atender todas las aristas del fenómeno del feminicidio, como ya lo han manifestado diversas organizaciones de la sociedad civil, activistas y organismos internacionales.
B) Los datos deben ser oportunos y exhaustivos, para ello, es indispensable no sólo consultar a los usuarios, sino incorporar la visión de los mismos en el proceso de generación de los datos.
La producción de contradatos sobre el tema de feminicidios por la sociedad civil organizada, colectivas y activistas en América Latina ilustra, que la conceptualización inicial de consultar a la sociedad civil qué datos son prioritarios para la apertura de los mismos, se queda corta, en cuanto al papel que debe desempeñar la sociedad civil en el paradigma de datos abiertos.
Por un lado, las organizaciones y activistas cuentan con una perspectiva sobre la producción de datos, que es mucho más cercana a los contextos de las víctimas. Estas organizaciones incorporan a sus ejercicios de recopilación e investigaciones elementos relevantes del contexto de la víctima que dan cuenta de cómo se materializan las desigualdades en la vida cotidiana de las personas, esta información muchas veces no es registrada en los datos oficiales. De esta forma, los datos oficiales pierden piezas fundamentales de información que podrían dar sentido y eficacia a las acciones gubernamentales.
La sociedad civil organizada se ha transformado en un actor crucial en el avance de las definiciones y delimitación conceptual de diversos fenómenos. El papel de la sociedad civil no debe limitarse entonces solo a opinar sobre la priorización de los datos que el Estado debe poner a disposición del público, las feministas han trabajado en el tema de los feminicidios para impulsar no sólo la inclusión del tema en la legislación, sino también ampliar, bajo rigurosos estándares metodológicos, las características de los datos que dan cuenta del fenómeno. Un ejemplo claro de estos esfuerzos es la Guía para protocolizar procesos de identificación de femicidios para su posterior registro.
C) Más allá de la accesibilidad, interoperabilidad e innovación
Otra reflexión importante tiene que ver con dos tendencias presentes en los procesos de recolección y utilización de los datos que se producen desde el activismo y la sociedad civil organizada; por un lado, regularmente las activistas realizan el registro de casos de feminicidio y sus características a partir del análisis de texto de notas periodísticas, o de redes sociales, medios no tradicionales para la generación de estadística oficial, pero que cuentan con una gran riqueza de información.
Una segunda tendencia, es la utilización de algoritmos de aprendizaje de máquina e inteligencia artificial, ya sea para mejorar la identificación de los feminicidios y disminuir el desgaste emocional de quienes registran y procesan estos datos, como para el propio análisis de los datos generados o la incorporación de procesos automatizados para estandarizarlos.
Estas dos tendencias se extienden a otros temas en los que la participación de la sociedad civil promueve la recopilación de información y guarda lecciones importantísimas para las agencias de gobierno encargadas de la recolección, procesamiento, análisis y reporte oficial de estadísticas.
La información pública podría nutrirse de la incorporación de procesos de curaduría y detección de información relevante por medio de canales no tradicionales y la aplicación de nuevas tecnologías y algoritmos de ciencia de datos probados por la sociedad civil. La incorporación de estas herramientas en el proceso que siguen los gobiernos para la generación y procesamiento de los datos públicos podría reportar beneficios.
El Estado no sólo debe velar ahora por la publicación de datos abiertos en formatos accesibles e interoperables, y promover la innovación a partir de los mismos, sino debe jugar un papel más proactivo y aprender de las prácticas de la sociedad civil. La “justicia abierta” o el acceso a la justicia y la rendición de cuentas en la aplicación de justicia , ilustra claramente los retos técnicos que actualmente deben afrontar los Estados, sobre todo en temas que tradicionalmente han permanecido en secrecía. La justicia abierta, no es posible sin la publicación de las sentencias judiciales, lo que no sólo implica la publicación de textos en formatos accesibles y reutilizables sino la anonimización de datos personales, procesos no considerados tradicionalmente dentro de las tareas que los gobiernos deben realizar para publicar datos abiertos.
Un enfoque actualizado de datos abiertos debe, sin duda incorporar el procesamiento de fuentes no tradicionales de información y el potencial de los algoritmos y métodos de la ciencia de datos con la participación de la sociedad civil que cuenta con toda la experiencia en estos temas.
D) Sobre la gobernanza y la participación ciudadana
Algunos de los activistas se incorporan a la investigación del tema de feminicidios debido a alguna cercanía con alguna víctima, en estos casos los datos no sólo se producen como parte de un proceso estadístico, sino como parte de la reivindicación de las víctimas , de sus aportes a su comunidad y de la búsqueda de justicia, por lo que los datos no son simplemente vistos como un fin en sí mismo, sino como un medio poderoso que devuelve a los datos su esencia humana.
Los datos entonces, no sólo estarían siendo un elemento técnico o informativo para fortalecer la rendición de cuentas del Gobierno y la participación de las personas en la vida pública, los datos y registros de feminicidios juegan diversos roles para las comunidades que sufren este tema, y otros igualmente sensibles como la trata, desaparición, etc.La perspectivas feministas e interseccionales devuelven a los datos su significado más humano.
Esto es un reto para la recolección y publicación de datos oficiales, no sólo se trata de publicar datos abiertos, sino particularmente en estos temas, comprender la dimensión humana de los mismos y respetarla en todo el proceso desde su recolección hasta su publicación y difusión.
El reconocimiento de la dimensión humana de los datos, nos hace reconocer también la necesidad de acciones de cuidado de salud mental para quienes llevan a cabo la recolección de los datos. El tema específico de la recopilación de datos de feminicidios ilustra la necesidad de considerar la salud mental de quienes desde la sociedad civil y activismo realizan esta labor , como de quienes lo hacen desde las instituciones públicas en el proceso completo de registro del hecho criminal, la integración de la investigación y los registros públicos en general. La capacitación en cuanto a perspectiva de género e inclusión debe incluir los temas de cuidados para la salud mental de quienes realizan las tareas relacionadas al registro de temas sensibles, ya que su labor es indispensable en el ecosistema de datos.
Conclusiones
El estancamiento en la agenda de datos abiertos nos lleva a reflexionar que a pesar de todos los esfuerzos institucionales y de la sociedad civil aún falta mucho por hacer.
Los paradigmas con los que hemos avanzado en las agendas de apertura de datos, deben ser actualizados para incorporar las perspectivas de género e interseccional que ya han demostrado tener efectos muy relevantes en la forma en la que se conceptualizan y materializan la producción de datos sobre las temáticas que hoy en día afectan la vida de las mujeres y grupos marginalizados.
La propia región muestra casos de éxito en la incorporación de estas perspectivas. Durante el curso de Datos Contra el Feminicidio se presentó el Conversatorio Haciendo datos. Desafíos y aprendizajes en la producción de datos de feminicidio desde el activismo, el periodismo y el estado, en este conversatorio el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Ecuador presentó su experiencia de la incorporación de los datos de la sociedad civil en el proceso de validación y verificación de los datos oficiales de feminicidios.
Durante la presentación se resaltaron los beneficios de contrastar las estadísticas que tradicionalmente el Instituto Nacional de Estadísticas de Ecuador (INEC) toma como fuentes oficiales para validar los datos de feminicidio con los registros que la sociedad civil organizada ha generado. Entre otros beneficios se mencionaron: la detección de posibles subregistros o cifras negras, la incorporación de una perspectiva más amplia en la metodología y el reconocimiento de que la labor de registrar y validar las cifras acompañados de la sociedad civil aporta una perspectiva distinta de los datos, al proporcionarles una visión sobre la vida de las personas víctimas,que requiere de empatía para el registro de estos hechos.
De acuerdo a la representante de INEC, la incorporación de la sociedad civil en el proceso de validación de las cifras oficiales, es un proceso que inició en 2018 y que se fortaleció al paso de los años con la inclusión de la Alianza para el Mapeo y Monitoreo de los Feminicidios en el Ecuador al Grupo de fortalecimiento estadístico e indicadores de seguridad y justicia de la Comisión Especial de Estadísticas de Seguridad, Justicia Crimen y Transparencia.
La iniciativa Spotlight-Programa Regional para América Latina ha documentado el papel fundamental de algunas iniciativas de la sociedad civil en la producción de datos y mejora de la calidad de la medición del feminicidio en distintos países de América Latina.
El propio curso“Datos y Feminicidio: Teoría y Práctica”constituye un esfuerzo valioso de reflexión acerca de nuestras conceptualizaciones, prácticas y relaciones con la agenda de datos abiertos y cómo desde el feminismo podemos aportar y plantear cambios que no sólo mejoren las estadísticas y datos con los que contamos, sino que sean verdaderamente efectivos en el reconocimiento de las dinámicas propias de los fenómenos que aquejan a las mujeres y grupos marginalizados y promuevan cambios en la calidad de vida de estos grupos.